Una vez calentado, el aceite se bombea hasta el bloque de potencia localizado en el centro de la planta, y allí, fluye a través de intercambiadores de calor. El vapor producido como consecuencia de ese intercambio, opera una turbina de alta presión y otra de baja presión, ambas conectadas al generador de electricidad. Las turbinas de vapor despresurizan el vapor de alta energía convirtiendo así energía térmica en energía mecánica que impulsa el generador. Entonces, mediante la inducción de fuerzas electromagnéticas en un conductor, el generador convierte la energía mecánica en energía eléctrica.
El vapor ya exhausto abandona las turbinas y pasa a través del condensador para volver al estado líquido y comenzar de nuevo el ciclo.